lunes, junio 22, 2015

La indiferencia de las garzas. Mohamidi Fakal-la

El alcantarillado de las viejas casas hexagonales vomitaba sin pausa las aguas residuales en una charca. Las antiguas construcciones parecían, a lo lejos, inmersas en la oscuridad de la noche, bravos jinetes ataviados con mantos negros que contemplaban una batalla que se libraba en un tiempo ya muerto.
No muy lejos del lugar se respiraba en el aire del norte olor a pólvora recién quemada. El viento asolaba con fuerza los débiles juncos morados de la charca de las Colominas. El lugar predilecto de las hermosas garzas de cuellos elegantes y largos.
Las extraordinarias aves meneaban con gracia el cuerpo y las alas en agradecimiento a las bastas tierras saharianas, a la espera del inicio del ritual viaje migratorio hacia los confines del cálido continente, ajenas a todo.
Las azoteas de las barriadas colindantes se inclinaban hacia dentro a falta de balcones, y la luz lúgubre no invitaba a paisano alguno a recorrer las calles de El Aaiún nuevamente.
Ni el arrullo de las palomas y tórtolas de procedencia canaria se percibía en el silencio de la soledad que invadía el lugar.
Aquella noche de comienzos de otoño se prolongó más de lo que debía. Y muchos ciudadanos desearon en sus rezos que no amaneciese el día. No querían ver una bandera extraña alzándose en sus plazas y en sus aldeas. Otros, por contra, se quedaron acurrucados en sus sueños delirantes que invocaban los estallidos del inicio de la contienda.
Las aguas de la charca rebullían inquietas, anunciando un mal augurio que se iba perfilando en el más absoluto silencio.
Los habitantes de la ciudad sentían con angustia lo que se urdía a hurtadillas, sin juicio ni razón que lo amparara.
Entretanto, la villa dormía al pie de los tambores que tanto detestaba.
Al engaño de los gobernantes de aquellos melancólicos tiempos de cambios atmosféricos, se sumarían los medios de comunicación. En verdad, era una espiral de traición colonial sin precedentes. Fue así, con una verdadera conjura de prejuicios, con la que se ultimó la ignominiosa acción contra las tierras del desierto, contra sus gentes.

M.M.Fakal-la.

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